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Mostrando entradas de mayo, 2017

Cumbia

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Quizás llegó la hora de sentirme argentino sin contradicciones. Pero mi felicidad no es plena: pienso en Miel. Si estuviera Miel conmigo podríamos tirarnos en la alfombra a inventar diálogos entre Miguel Cané y Washington Cucurto. Saldría más o menos así: Cané:             ¡Vamos muchachas! ¡Una bamboula endemoniada! Cucu:             ¡Qué bellísimo escándalo! Me zampaban los sentidos los coloridos sensores de los carteles anunciadores de bandas y grupos tropicales. Cané:             Me será difícil olvidar el cuadro característico de aquel montón informe de negros cubiertos de carbón, harapientos, sudoroso, bailando con entusiasmo febril bajo los rayos de la luz eléctrica. Cucu:             Cabrón, cuando se te encienden las luces se enciende la vida, pero no esta de bosta sino la otra, la que vale la pena vivir, la que vive adentro de todos, corrediza, que no se deja cachar tan fácil. Cané:             El tambor ha cambiado, ligeramente, el ritmo y bajo él, los pre

Tattoo

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I was naked: no money, no cellphone, no Benedetta, no sangha . There I was again, detached from it all. I had no lover in bed, no children to send to school, my kitchen was empty of any perishables while being on the road, no work to go to, no plants to water. I had a fat, smiling monk ready to pierce my flesh a hundred thousand times with a sharp steel needle that had not been sterilized, with an ink of his own making that included serpent's poison together with a mix of herbs. A tattoo that he would pick in the part of my body that he deemed appropriate. I had no say in the affair. Not quite what my mother expected. Would I ever be able to find my way back into the legion that was at that moment sleeping in Buenos Aires? Maybe I had been cut out forever. Maybe I was awake for a reason larger than a lover in bed and morning coffee. Maybe it was just the flashback. Two years, ten months, and fourteen days. The wiry guy indicated with polite gestures that I should go next. I

Pizza literaria

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Cuestión que cuando terminó la impro nuestra compañera se encontró con un grupo de amigos de piel transparente, pelo finito y ojos vidriosos que sorbían cerveza como si fuera algún tipo de suero vital. Con mucha soltura se despidió de nosotros y se fue a un aquelarre de zombis en alguna casita de periferia donde se fumarían un par de porros y se sentirían héroes de una novela de Julian Barnes. El Indio era mi tabla de salvación. Lo sujeté de los costados con firmeza, me lo abroché a un tobillo, salté sobre su lomo, sentí las plantas de mis pies desnudos sobre su alma de madera balsa y agarré esa primera ola mediterránea que nos arrojó a una playa más nuestra, los dos solos en una mesita demasiado pequeña y muy pegada a otras mesas, en una pizzería con los colores de la bandera italiana y una espuma de voces que se estrellaban en la vidriera contra la condensación del frío imperial. Lo primero que nos preguntamos era si escribíamos. Sí, los dos escribíamos y sí

Bangkok

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I had a three-month window before starting my new job, so I took off to India. My contract entitled me to a miserable fifteen-day vacation for the first five years of employment. I did not fully grasp the grim prospect and the brutal grinding that my soul was about to undergo by embracing the corporate life. Although I had done my fair share of backpacking in Latin America, nothing prepared me for India. I landed in New Delhi in late March to scorching heat and a shared YMCA bedroom with fan. My health deteriorated rapidly. I managed to crawl through Agra and Varanasi to Kolkata. I was feverish and with uncontrollable bouts of diarrhea. I was also determined not to go home. I read Forster's A Passage to India at Varanasi's burning gaths, where I wrote a poem about unrequited love. I arrived in squalid Kolkata in desperate shape and collapsed in a ten-rupee bed in a dormitory of the Salvation Army. An Irish guy sleeping next to me, who must have been the embodiment of

El baterista y los fractales

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El boliche es como la casa grande de un amigo donde se baila en el living y tocan bandas en el patio. Los artistas y el público se entrecruzan fraternalmente y cuando unos terminan de tocar, bajan a bailar como locos entre los mortales al sonido de las bandas amigas. Hay un único camarín, que es una habitación detrás del escenario del patio, donde conviven todas las bandas que tocan esa noche.  Hay un solo baño al costado del escenario. Es enorme, oscuro, mal iluminado como la mayoría de los baños de los boliches, pero la inmensidad de éste te hace pensar en una estación de tren. Ahí estaba yo, saliendo del baño, cuando me cruzo con el baterista que entraba a mear. El baterista de la mejor banda de rock del mundo. Ahí estaba yo, cuando el baterista entrando en sentido contrario al mío me roza un hombro, coincidimos un instante en las miradas, él se sabe reconocido y con la amabilidad casi de niño avergonzado sonríe enormemente y levanta las cejas. Pasa ahí balanceando sus brazo

Amsterdam

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What was it that made me wake up sweaty, alarmed, and with a painful erection? Oh yes, that message from my last shamanic journey:  Enjoy the pleasures this puppet theater has to offer; enjoy it while you are still here. It will soon be over. You are on to a new journey . Was I dreaming? I put my clothes in a plastic bag and check the bag with the half-naked guy at the garde-robe in exchange for a plastic token. We cannot talk because the music is too loud, but he gives me that smile. I keep the token inside my runners and we both laugh, but not really. I am inside a cubicle at Club Church's toilet, trying to get hold of the last half of ecstasy that is crushed inside a small plastic bag hidden in my runners. I fiddle with the laces, the plastic bag, and the plastic token. Too many things simultaneously. And my jaw aches. In what seems to be slow motion, a portion of the half “e” falls from the plastic bag to the toilet seat. The seat is wet, totally wet, as are t

Bio

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Ph: Mike Kunz Lo básico: De chico quería ser astronauta pero al final estudié Derecho. Colgué la corbata para seguir a unos chamanes rusos por el Amazonas. Viajo y anoto en un  blog . Vivo en Paraguay.  "Expreso Chamán"  es la primera novela que pude terminar de escribir.  Estoy trabajando en una nueva novela, pero me distraigo mucho. Algo más: Buenos Aires, varón cis gay, leer, cumbia, Chuck Palahniuk , lluvia, Tintin, Asunción del Paraguay, Marcel Proust, cine, chamanismo, transicionando a pansexual poliamoroso, Bruce Chatwin, yoga, Fogwill , Corto Maltese, Findhorn , Daniel Kalder , activismo LGBT, El Bolsi , electroamericana, Alan Hollinghurst , apóstata, Alejandro López , manga, Henry de Montherlant, Amsterdam, gatos, Nación Ekeko , Edmund White , animé, Sister Srei Café , Washington Cucurto , mate, Marcel Proust, Yarinacocha, calor, Sonido Chuli , Colm Tóibín , Naruto , chipa guasu, Phnom Penh, Ram Dass , escribir, Mariano Blatt , Bo

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Caminaba con FerDommy por el centro de Asunción sin saber qué nombre ponerle al blog cuando nos cruzamos con un yacaré volador. Nunca antes me había cruzado con un yacaré volador. Pensé: ésto debe ser el comienzo de algo muy maravilloso.