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Mostrando entradas de febrero, 2018

No estoy listo pero llegó el día

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Dejé (otra vez) mi trabajo, puse la casa en venta, repartí los libros y me voy a viajar sin plazo. Cuando tenía veinticinco años y no existía internet viajé un mes por Asia con folletos de las embajadas como única brújula. Y dos semanas de curso de meditación en el Centro Sai Baba de la calle Uriarte. No estaba listo para ese viaje. No estaba listo para nada. Me dí unos cuantos golpes pero también aprendí que lo que había deseado siempre era esa vida de algunos gringos de clase media que se toman un año de viaje después de terminar los estudios. Ese tiempo donde, si uno se esfuerza, el conocimiento aprendido puede estallar y cuestionarse para volver a armar una nueva identidad. Hasta ahora nunca había podido tomarme el año de viaje pero hubieron otros recorridos. Se extendieron de viajes geográficos a viajes internos, como salir del armario gay, el re-aprendizaje de la historia luego de la dictadura, viajes a otras modas, cuerpos y lecturas, a otros espacios de socialización

Primera Sangre

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Debía ser la mudanza número veinte de los últimos cinco años. Entre la beca y los concursos me la pasé de un campus a otro, en este país helado, de nieve sucia que ya nada inspira. En el hueco de la escalera encontré una caja de libros que no había abierto desde la mudanza anterior. A lo mejor, pensé, son libros que puedo regalar, vender o abandonar y cargo una caja menos al próximo destino. Rasgué la cinta con un cutter y por el exceso de presión me corté la yema del pulgar. Me llevé el dedo a la boca y me quedé un rato recordando que la saliva es cicatrizante o anestésica, o algo así. Mientras tanto, con la otra mano abrí la tapa de cartón y me puse a hojear los apuntes que aparecieron primero. Entre las fotocopias de la maestría había un sacapuntas metálico. Tenía forma de caja registradora, se introducía el lápiz por un costado y caía la basurita de madera por debajo. Lo sostuve en la mano como si evaluara su peso, pero en realidad lo que hacía era otra cosa. La primera vez

Si ni me gustabas

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Fibroso, untuoso espesor Inaccesible, chinchudo Pensar que por vos traicioné a los amigos Quise comerte y al final Sólo ese amargo sabor Si ni me gustabas Ph: Zack Zdrale